Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


miércoles, 20 de marzo de 2013

No me mientas, Argentina

La izquierda latinoamericana está todavía en estado de shock: Un apóstol de la renovación y la reforma de la iglesia, el papa Francisco es un genuino defensor de los pobres, ofreciendo una alternativa estimulante a la nueva demagogia de los viejos marxistas y socialistas de bota militar en América Latina. Así que los izquierdistas se apresuraron a hacer lo que siempre hacen: difamar a cualquier buen hombre o mujer que ponga en peligro su poder.

¿La acusación? Que hace al menos cuatro décadas, bajo la junta militar argentina de extrema derecha, el entonces padre Bergoglio, un jesuita administrador, "no hizo lo suficiente" para liberar a dos sacerdotes secuestrados por los servicios de seguridad. Encabezados por el diario "Página 12", que tiene el apoyo del gobierno, los izquierdistas proclaman que había sido un colaborador.

Esta mentira fue desacreditada hace años. (...) De hecho, el padre Bergoglio trabajó entre bastidores para que los dos sacerdotes fueran liberados. Y fueron puestos en libertad, no "desaparecieron". Uno murió de causas naturales en el 2000, pero el otro, ahora en un convento en Alemania, afirma que él y su compañero sacerdote se convirtieron en colaboradores laicos. Hace años, él y el entonces arzobispo Bergoglio celebraron la misa juntos y abrazados.

Todo está en el expediente. Sin embargo, con la noticia de la elevación del cardenal Bergoglio a papa Francisco, la mortificada izquierda argentina y sus aliados corrieron a sacar a la luz sus viejas mentiras. / Ralph Peters - The New York