Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


martes, 27 de noviembre de 2012

El precio del autoengaño

Lo que le ha pasado a CiU en las elecciones del domingo es la consecuencia de haber confundido la realidad con la fantasía. La manifestación del once de septiembre se le subió a la cabeza a Artur Mas. Se creyó la falsedad que un millón y medio de catalanes habían salido a la calle a reclamar la independencia y quiso capitalizarlo para pasar a la historia. Enloqueció y nadie se atrevió a decirle la verdad. Unos, la mayoría, porque también se lo creyeron o les interesaba creérselo y, otros, los menos, porque no se atrevieron a hacerlo.

La manifestación del 11 de septiembre fue una de las más grandes que se han hecho nunca en Catalunya desde la transición democrática, pero no reunió ni de lejos un millón y medio de personas. Una manifestación no es una opinión. Es un hecho y, como tal, medible. Si se hubiera querido hacer el cálculo se habría comprobado que el número de personas que físicamente cabían en las calles que llenó la manifestación oscilaría entre los 300.000 y el medio millón de personas, según la densidad. Una cifra respetable pero de la que no se podían sacar las mismas consecuencias políticas que si el número de manifestantes hubiera sido el triple.

El problema es que casi todo el mundo se quiso creer el espejismo. ¡Era tan bonito! Y el presidente, abandonando su responsabilidad, decidió también evadirse de la realidad y soñar. Artur Mas optó por la épica, la exaltación y el patetismo, abandonando la racionalidad, la cordura y la mesura. Actuó como un aprendiz de brujo, desatando fuerzas que no pudo controlar y que han acabado engordando a sus rivales políticos, especialmente ERC.

La aventura de Artur Mas ha erosionado su partido, fragilizado la federación nacionalista y ha dado un golpe, quizá mortal, al catalanismo moderado. El delirio de Mas ha dejado un Parlamento fragmentado y difícilmente gobernable, complicando aún más la salida de la crisis y el futuro del país.

Si tuviera un mínimo de inteligencia, de vergüenza y de decencia, ya habría dimitido.

CARICATUNYA