Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


viernes, 30 de marzo de 2012

Todo un éxito

Al igual que ocurre en las elecciones, hoy todo el mundo ha ganado. Los sindicatos celebran el "éxito" de la huelga general y el gobierno su "fracaso". Pero la realidad, como suele ser habitual, no es tan simple. Los sindicatos han conseguido imponer la huelga general allí donde son más fuertes: el sector público y las grandes empresas industriales. En el resto, en las pequeñas y medianas empresas y en el sector servicios, la huelga ha sido escasa y, en muchos lugares, inexistente. La gente ha trabajado con precauciones para evitar los piquetes o han pactado recuperar las horas de huelga. Hasta aquí, nada nuevo.

Pero a partir de ahí, si que ha habido en este 29-M un fenómeno distintivo: las manifestaciones pacíficas han sido relativamente más importantes que la propia huelga. Se podría afirmar, incluso, que han sido estas manifestaciones las que han impedido que la huelga general se haya percibido como un fracaso. La participación, sin ser extraordinaria, ha sido más contundente que la propia huelga. El mensaje, pues, parece claro para quien quiera escucharlo: a los ciudadanos les da miedo la reforma laboral, pero no creen que la mejor manera de afrontarla sea convocando huelgas generales.

Gobierno y sindicatos deberían, pues, tomar nota. El gobierno para explicar mejor sus decisiones y los sindicatos para asumir que el camino para negociar la reforma laboral no pasa por intentar poner el país patas arriba sino haciendo aportaciones sensatas en el trámite perlamentario de la ley.

Hay, sin embargo, otro elemento distintivo y especialmente preocupante: el aumento de la violencia. Y no sólo en cuanto a grupos antisistema puramente delictivos, sino también por parte de los piquetes de huelga de los principales sindicatos del país. O CC.OO. y UGT piden disculpas y toman medidas reales para acabar con los piquetes, o será necesario adoptar medidas legales para dejarlos fuera de ley e impedir su impunidad. En cuanto a la violencia de las mafias antisistema, que tienen su santuario en Barcelona, ​​habrá que cambiar las políticas de orden público, si es que existían, y reforzar su carácter represivo. Si estas mafias se han instalado y se sienten cómodas en la capital de Cataluña no es por casualidad, sino porque los que han gobernado la ciudad y el país -desde CiU hasta el Tripartito- han hecho siempre la vista gorda y han permitido todos los excesos para hacerse los progres y los tolerantes.

Por todo ello, por la irresponsabilidad de políticos y sindicatos, en veinticuatro horas España ha pasado de ser un país que parecía que podía salir adelante por sí mismo a ser equiparado con Grecia, con la consecuente amenaza de ser intervenido directamente. Esto sí que ha sido todo un éxito.