Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



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viernes, 30 de diciembre de 2011

Tarancón

La única manera que ha encontrado la izquierda para minimizar o disimular sus crímenes ha sido maximizar y mantener permanentemente de actualidad los crímenes de la derecha. Su obsesión en focalizar constantemente la barbarie nazi no es tanto un ejercicio de memoria histórica como una manera de mantener en la sombra los crímenes de los numerosos Gulags comunistas. En nuestro país, la insistencia en nazificar el franquismo, el querer convertir una guerra civil en un genocidio, responde a la misma necesidad: minimizar u ocultar las responsabilidades criminales de la izquierda antes y durante la guerra civil.

Esta es una reflexión recurrente siempre que leo o visiono una obra sobre la guerra civil española y la dictadura posterior. La última fue anoche con la película que emitió TVE sobre la vida del cardenal Tarancón. Una película loable en muchos aspectos, especialmente por el hecho de mostrar algo tan obvio pero tan poco reconocida por el pensamiento dominante como que la derecha, la iglesia o incluso parte del ejército no eran todos una banda de fascistas. "Tarancón", como hace días el estreno de "El Ángel de Budapest", son positivas en la medida que rompen la imagen en blanco y negro, de buenos y malos, de nuestra historia reciente. Lamentablemente, sin embargo, los autores parecen darse por satisfechos con el reconocimiento de la excepcionalidad, sin atreverse a ir más allá.

En la película sobre Tarancón se muestra muy claramente la crueldad del bando nacional, mientras que la crueldad del bando republicano aparece únicamente como trasfondo, a contraluz. Un desenfoque que, contrariamente a lo que se supone pretende la película, difumina el desgarro interior del joven Tarancón que había vivido el trauma de la persecución y la muerte de sus compañeros por ser sacerdotes y que, sin embargo, fue capaz de enfrentarse al régimen que lo había salvado cuando este actuaba también de manera cruel e injusta. Si el Frente Popular era bueno y el franquismo malo no tiene, más allá de la valentía física, mucho mérito intelectual estar en contra de éste último. Por el contrario, el gran mérito de Tarancón y de muchos otros españoles como él fue precisamente superar su desgarro interior para construir el puente de la reconciliación, asumiendo con luz y taquígrafos que nadie tenía la exclusiva ni de las víctimas ni de los verdugos.