Adiós a Nihil Obstat | Hola a The Catalán Analyst





Después de 13 años de escribir en este blog prácticamente sin interrupción, hoy lo doy por clausurado. Esto no quiere decir que me haya jubilado de la red, sino que he pasado el relevo a otro blog que sigue la misma línea de Nihil Obstat. Se trata del blog The Catalán Analyst y de la cuenta de Twitter del mismo nombre: @CatalanAnalyst . Os los recomiendo.



Muchas gracias a todos por haberme seguido con tanta fidelidad durante todos estos años.


martes, 30 de agosto de 2011

Libia: Y ahora qué?

Una vez terminada la legítima alegría por el fin del régimen de Gadafi ha llegado la hora de hacer frente a lo que se ha estado posponiendo durante los seis meses que ha durado la guerra: ¿a quién de los que forman parte de las filas rebeldes debe dar apoyo Occidente?

Durante todo el conflicto, el CNT se ha esforzado por presentar la insurrección como un movimiento democrático, laico y unido. Ha hecho circular incluso una declaración constitucional, de garantía de derechos y libertades, a la que estará sometido el gobierno provisional hasta la aprobación de una nueva Constitución. Pero esta imagen de moderación está bastante alejada de la realidad.

A diferencia de Túnez y Egipto, la revuelta no ha partido de las minorías ilustradas de la capital y los grandes núcleos urbanos, sino de un movimiento disidente regionalista árabe-musulmán nacido en la Cirenaica, al este de Libia, reforzado de una manera oportunista por la minoría bereber del oeste del país, junto a la frontera tunecina. El epicentro de la revolución ha sido la región de Bengasi, que había sufrido una feroz represión a consecuencia de una anterior sublevación islamista.

Otra diferencia entre Túnez y Egipto y la revuelta libia es que, contrariamente a lo que se ha difundido, ésta ha sido extremadamente violenta. En algunos de los pueblos que han caído en manos de los rebeldes, los partidarios del régimen y sus familias han sido asesinados cruelmente, con métodos que recuerdan a los de los islamistas argelinos.

Más que una transición a una democracia nacional más o menos hologable, en el escenario libio aparece el fantasma de Somalia, con un riesgo muy elevado de deriva hacia una guerra tribal. Las preguntas son muchas: ¿La Tripolitania y la Cirenaica serán capaces de compartir el poder o se impondrá una a la otra? ¿Cómo reaccionará la minoría bereber si vuelve a quedar apartada del poder? ¿Se producirá una fractura violenta entre laicos moderados e islamistas radicales?

Occidente no movió un dedo para ayudar a los demócratas egipcios y tunecinos, alegando la evolución pacífica de los acontecimientos. Pero la reacción militar violenta del poder se está produciendo en Siria y no se ha hecho lo mismo que en Libia. ¿Por qué? Quizá porque la duración y la intensidad de la guerra -50.000 muertos desde febrero-, así como las inciertas perspectivas de futuro en el país de Gadafi, ha asustado a todos aquellos que no quieren ver que a las dictaduras que no respetan ninguna legalidad no se las puede combatir con sermones endomingados sino arremangándose las mangas de la camisa y asumiendo que la mierda ensucia.